Siguiendo la iniciativa de José Ángel Bernal ya tenemos otra crónica para compartir con vosotros. Esta vez ha sido de la mano de Fernando Santos. Nos cuenta su anécdota y su vivencia en la participación de la travesía que se celebra en Bermeo, donde la isla de Izaro es la gran protagonista.
Os paso el artículo de Fernando Santos… “195 metros en Bermeo”
¿Por qué no contar como fueron unos últimos 195 metros de la travesía a Izaro desde Bermeo? (parque natural de Urdaibai)
Ya cuando el verano va llegando a su fin, tenemos una prueba deportiva la primera semana de septiembre, que a mí por lo menos, me motiva a entrenar un poco: se trata de la travesía Campos, con una distancia a nado de 5km entre Bermeo e isla de Izaro, ida y vuelta.
En los últimos 5 años ha hecho siempre buen tiempo , y Sara y yo, además de la travesía, aprovechamos para comer por el entorno (Mundaka, etc) y para recorrer las marismas Urdaibai, reposo de aves migratorias.
El concepto de la travesía Campos es sencillo, tanto como recorrer un triángulo, con corrientes en contra a la ida y a favor al regresar. Ni las mareas ni las corrientes son iguales de un año a otro, se parecen como un huevo a una castaña y los tiempos finales para la misma distancia pueden variar hasta un 25%, pero les sucede a todos los participantes.
Es fantástico el entorno y siendo bastante popular no vamos a salir con un ojo morado por un
golpe, hay respeto. Es una prueba donde el traje está permitido, y eso reduce el esfuerzo y da seguridad ante la presencia de alguna despistada medusa, aunque sólo un año hicieron su presencia.
La salida desde el puerto es cordial, hay un rato para charlar con los de al lado, mientras los jueces deciden la salida. A la ida 2.400 m, corriente en contra, me oriento al extremo derecho de Izaro. Lo segundo importante es coger una referencia cercana válida, es decir, un pie de alguien que parezca que nade a un ritmo parecido y, de vez en cuando, sacar la cabeza, por si el rumbo no es el adecuado y hay que buscarse otro pie.
Si todo va bien tras los primeros 10 minutos se empieza a disfrutar: a la derecha tenemos el estuario de Urdaibai y desde el nivel del agua, a veces , se puede distinguir el movimiento de las olas de Mundaka. Al ser mar adentro, el agua está muy limpia, pero no se vé el fondo…
A la media hora aproximadamente, hay que sacar la cabeza y tratar de divisar la boya donde virar, si se hace antes los jueces obligan a recuperar el camino y ahí se pierde mucho tiempo. Este primer giro nos orienta al Norte paralelo a Izaro y las olas nos vienen de frente, por lo que hay que preocuparse por respirar y meter la cabeza el mayor tiempo posible. La organización siempre hace este tramo lo más corto posible, es el peor, pero se pasa. La isla es muy grande y alta.
Por fin se llega al siguiente punto de giro y control de tiempos, un barco, donde acercamos la muñeca para que el chip haga su función.
A partir de aquí, la corriente es de cola, se enfila al puerto, de nado fácil con estilo, ponemos todo lo aprendido en práctica.
Aquí es el momento en el que uno se acuerda de haber tenido que entrenar algo más, porque los gemelos empiezan a bailar... vamos con traje… se pasa enseguida y otra vez a ritmo. Ya se va viendo el espigón del puerto pesquero de Bermeo, uno se siente triunfante, pero quedan aún 300 m, paciencia. Ahora empiezan los “195m”.
Cuando se llega a la altura del espigón con las piraguas al lado, con la fatiga de haber casi terminado el “triángulo”, uno se da cuenta de que los piragüistas te miran , pero tú no avanzas, el espigón sigue ahí, por más que se bracea, ni un metro de avance. ¿Qué está pasando?
La corriente , el puerto tiene un 2o espigón transversal y se crea una corriente en contra de más de 1 km/h, que sólo permite avanzar pegándose uno al espigón. Hay que acercarse hasta ver el fondo transparente, las rocas y los peces. A partir de ahí a ritmo hasta la meta, sin pensar.
¡Otro año conseguido! Ha sido duro, pero muy chulo.
Por indicar que el avituallamiento es el más espectacular, coincidiendo con las fiestas de Bermeo, cada sociedad o peña entrega sus pintxos y cada participante recibe 2 kg de bonito enlatado.
Nota: espero os haya sido útil e interesante la crónica y, por qué no os animáis a hacerla este año 2020. Se permite traje y eso ayuda enormemente. Tampoco vamos a hacer grandes marcas, sino a pasar un día diferente bien acompañados.