Running popular.
Y triatlón, montaña, natación, etc.

Emilio nos cuenta su experiencia en Sevilla, ciudad con un color especial. Zorionak, Emilio!

 

"Suena el despertador, son las 6:30am. Por fin llegó el día, tras 3 meses de entrenos, 3 días de turismo y muchas muchas dudas, llegó el momento.
Después de un rápido desayuno al borde de la cama (no se si será verdad el mito de que a los andaluces no les gusta madrugar, pero fui incapaz de encontrar un sitio que abriera a esas horas) y cogimos nuestra pequeña moto eléctrica de alquiler, rumbo a la salida. Una vez aparcados, caminamos en silencio, junto a miles de corredores, como una procesión, se notaban los nervios en el ambiente y las ganas de empezar. Llegó la hora, conseguí llegar al cajón de salida poco antes de que sonara el disparo de salida, se olvidaron los nervios, se olvidaron las dudas, comenzó la fiesta. Primeros kilómetros a la par del Guadalquivir, antes de girar hacia Triana, zona con poca animación, así que para hacerlo más ameno, como si un chiste de se tratase, se juntaron un albaceteño, 2 sevillanos y servidor, un Donostiarrak. Entre anécdotas, recomendaciones, charlas y algún que otro chiste, fueron cayendo los kilómetros. Y a la vez el grupo que habíamos formado. A mitad de carrera, después de correr por la parte "más fea" de la carrera, mi compañero Albaceteño me dejó marchar y entonces, empezó la carrera de verdad. Esa lucha que uno tiene con uno mismo, con sus dolores y sus dudas. Siguieron pasando los kilómetros, esta vez más ambientados, y al subir la temperatura, más duros. Una vez adentrarnos en el parque de María Luisa, llegamos a la preciosa Plaza España, km 35. Mucha gente animando, un chute de energía extra y necesario. En mi cabeza solo un pensamiento, acabar. Empezó el momento de sufrir, calambres, cansancio, calor y sed, y un sin fin de dudas, que fueron disipadas al llegar a la Macarena (desde el domingo, mi Virgen Preferida, jeje), que por fuerza divina o porque ya tocaba, me dio ánimo, fuerza y sobre todo alegría. A lo lejos asoma la Giralda y a los pies la Catedral,ya está, solo quedan un par de km para llegar a la tan esperada alfombra azul. Trabajo hecho, dudas disipadas y una enorme sonrisa, acompañada de alguna que otra lágrima de emoción, me acompañan los últimos metros de esta maravillosa maratón, acorde con esta gran ciudad, que ya lo advirtieron Los Del Río, "...... tiene un color especial". "