Javier Herrero e Iñigo Gutiérrez, miembros de salvamento marítimo humanitario. (Javi Colmenero)
“Los estados han optado por políticas de bloqueo, exactamente las contrarias a las que deberían hacerse”
Profesionales del rescate se constituyeron como ONG bajo el paraguas de Salvamento Marítimo Humanitario para auxiliar a los refugiados que tratan de cruzar el mar Egeo.
NAIARA PUERTAS JAVI COLMENERO - DONOSTIA - Noticias de Gipuzkoa
Su labor ha sido reconocida con el dorsal cero de la Carrera de Primavera del próximo domingo en Donostia. El club Donostiarrak donará dos euros por cada dorsal (se esperan cerca de 1.700 corredores) y la ONG recibe también donativos en su web (salvamentomaritimohumanitario.org) y en Laboral Kutxa (C.C. ES92 3035 0235 22 2350038982).
¿Cuánto tiempo han estado en Grecia? ¿Cómo surgió la iniciativa de ir allí?
-Iñigo Gutiérrez: Ante la situación que se estaba dando en el mar Egeo, gente que se conocía del rescate profesional vasco, en concreto de la escuela de Getaria, se reúne y busca la mejor fórmula para aportar su conocimiento. Observaron que la mejor manera era constituirse en una ONG de salvamento marítimo. Al principio de la crisis, lo común era que cada uno buscara individualmente, por su lado, el modo de ir allí, en ONG ya formadas, pero nadie terminaba de conseguir llegar de ese modo, así que al integrarnos como ONG la iniciativa ha ido creciendo desde que dimos los primeros pasos y ahora el desafío es consolidarla e incluso tratar de ampliar la labor a otras zonas.
¿Cómo realizan el reparto de turnos para dirigirse a Chíos?
“Nuestra idea es permanecer allí hasta que nos dejen, mientras dure la crisis y lo permitan nuestros recursos”
IÑIGO GUTIÉRREZ
-Javier Herrero: Hacemos tandas de cuatro o cinco personas que permanecen en turnos de 15 a 20 días. Además, allí hay una persona que está de modo permanente y tenemos el apoyo de dos o tres locales que hemos integrado en el grupo.
-I.G: En este momento hay una bolsa de 70 voluntarios con los que se están organizando los turnos. La idea es estar allí hasta que nos lo permitan nuestros recursos, mientras dure la crisis o hasta que nos dejen. No tenemos fecha de retorno.
¿Cuál es su fuente de financiación?
-I.G: En este momento, sobre todo aportaciones particulares y alguna subvención pública, pero pequeña. También nos estamos encontrando con la ayuda de colectivos que organizan eventos que acaban sirviendo de ayuda, como el caso de esta Carrera de Primavera.
Un compañero suyo me comentaba hace algún tiempo que cuando llegan a tierra, los refugiados tienen bastante ayuda y una atención razonablemente buena, y que el trabajo de Salvamento Marítimo Humanitario se circunscribe a esos últimos metros de la travesía en el mar. ¿Cómo detectaron esa necesidad?
“Allí estás alerta las 24 horas del día. Ha sido de vuelta aquí, viendo fotos y vídeos, cuando me he dado cuenta de la magnitud”
JAVIER HERRERO
-J.H: Es de sentido común. En la tele se observa que las patrulleras hacen una función sobre todo policial. Quienes trabajamos en salvamento de rescate sabemos que esa gente que llega a la costa tiene un proceso y que si encima, como es el caso de la mayoría, no saben nadar, los rescates pueden ser complicados. Ahí es donde nos damos cuenta de que efectivamente, donde hay que actuar es en el mar. Hay que tratar tanto de cogerlos como de llevarlos a una zona segura.
-I.G: La intención de la ONG era precisamente cubrir esa franja en la que se encuentran desasistidos. Quien llega a tierra se encuentra con ONG médicas y apoyo logístico, con lugares en los que pueden cambiarse de ropa… Esa zona está bastante cubierta, pero la franja de agua es la que presenta carencias. En Lesbos es donde está el grueso del tráfico de refugiados, y ahí hay ya cinco o seis organizaciones que se dedican a la seguridad en el agua. A diferencia de otras organizaciones que se ponen directamente a trabajar en la zona; nosotros nos pusimos a disposición del Servicio de Guardacostas griego, que fue el que nos asignó Chíos porque no había nadie haciendo esa función hasta nuestra llegada.
¿Cómo es la forma de operar cuando detectan un bote?
-I.G: Ahora se están complicando un poco las cosas porque han empezado a derivar embarcaciones al norte de la isla, pero el grueso pasa por la franja de mar en la que nosotros trabajamos. En cuanto detectamos que hay un bote en el agua, nos coordinamos con los guardacostas, salimos a hacerles el servicio de escolta y los llevamos hasta puerto. Allí hay una explanada ya preparada para que las ONG hagan el desembarco con seguridad y facilidad, en aguas tranquilas, protegidas del viento y con una infraestructura de casetas y haimas donde los refugiados pueden cambiarse de ropa.
-J.H: Sin embargo, el rescate nocturno es más complicado. Una noche fuimos requeridos por los guardacostas para ir a una isla con usos militares que está deshabitada y rescatamos a trece personas: seis niños y siete adultos. A la falta de visibilidad se unió el oleaje.
-I.G: Por el día vemos toda la costa turca, pero es difícil divisar las barcas por la noche, cuando cruzan se les dice que no se hagan visibles, recelan cuando ven alguien con cascos con luz frontal porque creen que es la Policía. Pero cuando ven que somos de salvamento, nos reclaman y se alegran.
¿Hay algún rescate que se haya quedado por el camino, que no hayan podido efectuar?
-I.G: El grupo que regresó la semana pasada tuvo en siete días dos fallecimientos de dos niños en tierra. Uno de ellos llegó asfixiado por la presión humana del bote y el otro niño entró con un shock y no pudo salir adelante. Aun así, nuestra labor es básicamente preventiva, el trabajo de interceptar el bote y llevarlo a puerto está evitando mucho peligro en la costa. Hasta esos dos fallecimientos, desde que llegamos a finales de noviembre no habíamos tenido ninguna muerte.
Una vez efectuado el rescate, ¿vuelven a tener contacto con las personas a las que han salvado?
-J.H: Es algo excepcional, pero hay algún caso, como el de un chico sirio estudiante de ingeniería que había logrado escapar de allí; y al que sí volvimos a ver, pero el flujo es tan abundante que apenas da tiempo.
-I.G: Se trata de un contacto muy puntual, no paran de llegar, bajan, les acompañas… Los días en los que hay desembarcos puedes tener momentos de contacto, de un par de horas en las que hablas con ellos, pero poco más. Luego desaparecen. El camino del refugiado los engulle.
-J.H: Enseguida cogen un ferry y se van a Atenas. Las rutas están muy establecidas y ellos ya las conocen.
-I.G: Sí es cierto que gracias a las redes sociales podemos saber más de algunos casos en concreto. Por ejemplo, unas chicas alemanas estaban con una cocina de campaña en Chíos y luego decidieron hacer la ruta con los refugiados e ir publicando fotos de gente que nosotros habíamos conocido allí, pero es algo anecdótico. Las ansias del primer día de ayudar a todo el mundo se desvanecen porque el volumen de gente es tan alto que ves que no, que no puede ser.
Viendo el papel de los estados con respecto a esta crisis, la iniciativa ha quedado en manos privadas. ¿Podríamos encontrar un escenario de masificación de la ayuda o, por el contrario, piensan que toda ayuda es poca?
-I.G: Se echan en falta todos los aspectos de una ayuda oficial que garantice la seguridad de los refugiados, puesto que hasta ahora las intervenciones son de particulares que estaban en sus casas y deciden que tienen que tomar cartas en el asunto, ya sean ONG más o menos profesionalizadas o gente que se presenta allí diciendo que quiere ayudar y no sabe muy bien cómo. Los estados están llevando a cabo políticas totalmente contrarias a como deberían ser, cerrando fronteras y poniendo trabas, incluso tratando de hacer imposibles como bloquear las fronteras marítimas.
Porque, ¿de qué volumen de personas estamos hablando?
-J.H: Por Chíos entra un 10% de los refugiados.
-I.G: Para hacerse una idea, en enero de 2015 pasaron por el punto 200 personas, en diciembre de ese año ya eran 21.000, mientras que en enero de 2016 fueron 12.000. El año pasado hubo 3.400 fallecidos en el mar Egeo y este año ya llevamos cerca de 500 en solo dos meses. Si con base en esto estimamos las cifras de 2016, pueden ser de asustar, y multiplicarse exponencialmente el número de fallecidos.
Este no es un viaje normal. Imagino que las llamadas a casa tampoco lo serían...
-J.H: En mi caso, antes que hablar, más bien he mandado fotos, todavía hoy me acuerdo de todo y me emociono, me cuesta hablar. Como comentaba Iñigo, allí estás metido dentro de todo un fregado, alerta las 24 horas del día. Ahora que estoy aquí y veo las fotos y vídeos que he enviado me doy cuenta de la magnitud.
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